¡Hola! Mi nombre es Elena y mi historia con la cosmética comienza siendo adolescente, sufría acné y me obsesioné con mi piel. En ese proceso de aceptación la industria de la belleza se encargó de venderme esa versión inalcanzable de piel, pelo y cuerpo perfectos disfrazada de cuidado y aceptación.

Gracias al tiempo, pero sobre todo, a mi propia experiencia con disciplinas integrativas, me llevaron a descubrir que la piel, en muchos casos, nos habla de carencias emocionales, de estrés, de falta de equilibrio de nuestros órganos o desórdenes alimentarios; este último también era mi caso. En la piel las arrugas dan testimonio de penas y alegrías; las cicatrices, de las heridas; la rigidez del bótox, del temor a envejecer; la piel de gallina, del miedo o el deseo, y los granos, del excesivo consumo de leche, azúcar o harina blanca refinada.

Casi dos décadas más tarde, y gracias al apoyo incondicional de mi familia, lo que había sido una lucha contra mí misma, en 2015 se materializó en La Crème con la idea de que es posible cuidar la piel de una manera que no se ajuste a los estándares de belleza ni se centre en el antienvejecimiento; solo tenemos que pensar en nuestra piel de manera diferente y así, con suerte, todos envejeceremos libres para poder cuidar verdaderamente de nuestra piel y disfrutar de una belleza efímera.

Estoy convencida de que hay un tipo de belleza salvaje, sincera y profunda, más allá de la industria de la belleza, un tipo de belleza única que nadie puede comprar ni vender.

Bienvenida a la tienda que apuesta por una visión real del cuidado personal.