
Piel, embarazo y sentido común: lo que sí, lo que no, y lo que acompaña.
Piel, embarazo y sentido común: lo que sí, lo que no, y lo que acompaña.
Durante el embarazo, el cuerpo cambia a un ritmo vertiginoso. Lo mismo ocurre con la piel. Hay días en los que parece más luminosa que nunca —ese famoso glow del que tanto se habla— y otros en los que se muestra más reactiva, más sensible, más imprevisible. Puede deshidratarse con facilidad, aparecer con rojeces, manchas o granitos hormonales. Puede estar tirante o picar. Puede no parecer tuya.
Y sin embargo, lo es. Y está haciendo un trabajo increíble.
Cuidar la piel durante el embarazo no es un gesto banal, estético ni superficial. Es una forma de conexión. De escucha. De sostén. Es recordarte que tú también necesitas que te cuiden, mientras tú cuidas de lo que está por venir.
Por eso, hablar de cosmética en esta etapa no es hablar de un capricho. Aquí lo importante no es camuflar, sino sostener. No es cambiar, sino adaptarse. Y sí: hacerlo con productos que respeten tu piel, tus hormonas, tus necesidades y tu intuición.
Piel del cuerpo: más allá de la prevención de estrías.
Una de las mayores preocupaciones cosméticas durante el embarazo suele ser la prevención de estrías. Y aunque es un objetivo legítimo, hay más cosas en juego. Las zonas que más se expanden —pecho, abdomen, caderas, muslos— a menudo se sienten tirantes, irritadas o incómodas. A veces duelen, a veces pican. A veces simplemente piden atención.
En La Crème hemos elegido dos tratamientos corporales que no solo previenen la aparición de estrías, sino que calman, hidratan y devuelven elasticidad a la piel con fórmulas seguras, eficaces y sensoriales:
Mama Oil de Minois Paris es un aceite 100 % natural, rico en ácidos grasos esenciales y aceites vegetales orgánicos (inca inchi, aguacate, argán, almendra dulce, sésamo y girasol). Se aplica con un masaje suave, mañana y noche, y actúa como una red elástica sobre la piel: la nutre, la calma y mejora su capacidad de adaptación. Su textura se absorbe rápido, su perfume natural es sutil y su eficacia está probada incluso en piel sensible.
Mama Balm, también de Minois, es su versión en bálsamo. Contiene Dermochlorella D (una microalga reafirmante), aloe vera, manteca de karité y aceite de aguacate. Es ideal si prefieres una textura más cremosa por la mañana y dejar el aceite para la noche. Se funde con la piel, no deja residuo y te permite vestirte al momento. Juntas —aceite y bálsamo— forman un dúo perfecto: uno para sostener, el otro para regenerar.

Piel del rostro: qué usar, qué evitar, qué observar.
El rostro también cambia. Algunas mujeres notan más luminosidad, otras sufren brotes hormonales. La piel puede deshidratarse, inflamarse, enrojecerse o pigmentarse con facilidad. La clave aquí es elegir productos que acompañen, no que interfieran. Y que, sobre todo, no saturen.
Hay ingredientes que es mejor evitar durante el embarazo: el retinol (y sus derivados), los aceites esenciales en altas concentraciones, ciertos ácidos exfoliantes en dosis elevadas… En cambio, hay activos que son aliados seguros y eficaces: niacinamida, ácido hialurónico, escualano, aceites vegetales puros, aloe vera, manuka, avena coloidal.
¿Alternativas al retinol? Las hay. Y muy buenas.
En lugar de suspender el tratamiento facial durante el embarazo, en La Crème recomendamos fórmulas que ofrecen resultados similares sin los riesgos del retinol:
Dewy Bean Dream de LILFOX: un tratamiento nocturno con extracto de habas moth (retinoide vegetal), niacinamida y ácido hialurónico. Mejora la textura, afina poros y unifica el tono.
Collagen Booster Face Oil de Anima Mundi: una mezcla de aceites antioxidantes y péptidos vegetales que estimula la producción natural de colágeno, sin sensibilizar la piel.
Rosehip Bioregenerate Oil de Pai Skincare: aceite de rosa mosqueta de espectro completo. Repara, suaviza y unifica, incluso en piel sensible.
Como crema hidratante diaria, si la usas, recomendamos Essential Bio-Technological Moisturizer de Twelve Beauty: sin aceites esenciales, con péptidos y ácido hialurónico, perfecta para pieles sensibles.
Para limpiar sin alterar, Calming Cleanser de LESSE es impecable: suave, calmante y eficaz.
¿Y la protección solar? Imprescindible. Y no solo por las manchas: la piel embarazada es más propensa a la inflamación inducida por radiación. Brightening Mineral Sunscreen SPF 50+ de Ranavat es una maravilla sin filtros químicos, con óxido de zinc, escualano y azafrán iluminador. También puedes elegir Plumscreen SPF31 de Le Prunier, con aceite de ciruela y acabado sedoso e invisible, o Everyday Sunscreen SPF50 de Le Rub, minimalista, eficaz y transparente.
Todas estas marcas —Ranavat, Pai, Lilfox, Le Prunier— han formulado sus productos con ingredientes seguros y alta compatibilidad durante el embarazo y la lactancia.
Más allá de los productos: una piel que acompaña.
Cuidar la piel durante el embarazo no es solo cuestión de ingredientes. Es también una forma de sostenerte en un momento en el que todo se mueve. Es reservarte cinco minutos al día para conectar contigo.
Hay días en los que no querrás hacer nada. Habrá noches en las que no aguantes ni un aceite más. Y está bien. La constancia no tiene que ser inflexible, ni la rutina una obligación. La cosmética, aquí, no es un deber. Es una herramienta.
Y aunque la industria ha sabido explotar este momento con campañas edulcoradas, productos innecesarios y promesas hiperbólicas, también hay propuestas honestas, serias y realmente útiles. Y tú, como madre, como mujer, como piel en tránsito, tienes derecho a elegir lo que te funciona. Lo que te sienta bien.
Aquí creemos en eso: en acompañar sin invadir. En cuidar sin complicar. En devolverte a ti, aunque sea un poquito, mientras todo gira a tu alrededor.
Porque sí, tu piel cambia.
Pero tú también sabes cómo cuidarla.